martes, 12 de abril de 2011

La Charca


Les dejo un fragmento del capítulo 5 de la novela La Charca.

Leandra quiso ser previsora. Por si Galante visitaba aquella noche la choza, era preciso que hallara la puerta franca. Antepúsose, pues, la hoja de palma y se dejó suelta, sin atarla con el mimbre, con el bejuco con que solían asegurarla.
Salieron, y al llegar a la margen del río Gaspar se detuvo.
-Ahora -dijo- sigan ustedes. Yo tengo que hacer todavía una diligencia.
-¿Pero vamos a ir solas?
-No, mujer..., ¡si por el camino va un bando de gente! ¿A qué le tienen miedo?
-Pa mi gusto sigo sola -dijo Silvina.
-¡Como hay tantos abusadores! -afirmó Leandra.
-¡Ea..., echen palante! Por ahí va mucha gente, vayan pasito a poco... Yo las alcanzo ahorita.
Salieron las mujeres al camino vecinal y emprendieron la marcha hacia Vegaplana, caserío situado en la parte más baja del barrio.
Gaspar internose en el arbolado, caminando lentamente.
En tanto, la noche discurría serena. ¡Qué cielo, qué esplendor, qué fluidez argentina en golfos infinitos!
Parecía que el ángel de la noche se bañaba en luces tibias.
Ni una nube náufraga en aquel océano de fulgores, ni un celaje interceptando los rizos del plenilunio; ni un astro disputando la soberanía espléndida de la luna. Ella, sólo ella reinaba en la pompa suprema de los cielos; sólo ella se mecía en el cóncavo trazando amplia trayectoria poética, Desde la colosal lejanía mostraba el semblante estático: un semblante de muerto que irradia la vida; un semblante apacible, inspirador de emociones; un semblante de estatua henchido todavía de la fortaleza de los hércules. Recibía el cielo las claridades con tersura, con placidez de gigante acariciado. Al indeciso color azul uníanse otros tímidamente grises: fulgor cinéreo que la tierra devolvía a la gentil trasnochadora. Aquella mezcla de luces atomizaba tonos intermedios, transiciones suaves pareciendo el espacio un alcázar levantado en el infinito para guardar el sueño de un Dios.
Reposaba la tierra envuelta en el copioso deshilo del astro. Las selvas, en las alturas, quebraban los rayos luminosos tiñéndose con colores más oscuros; los árboles corpulentos bebían luz proyectando sombras medrosas; la maraña de los bosques, en donde la vegetación se apretaba vigorizada por incomparable feracidad, forjaba lienzos de adusto verdor tendidos sobre las vertientes, y las cimas, a trechos ondeadas, a trechos puntiagudas, simulaban hoces o puntas de flecha en donde se quebrara la luna si cayera.
Luego, en su cauce escarpado, el río. Un caudal de linfa discurriendo entre peñascos, tomando ímpetu en los desniveles, formando cascadas en los apinamientos de las piedras, recorriendo el curvilíneo impuesto por los siglos, proyectando los espejismos de sus cristales con mirada de reflejos para cada fulgor y sonando, sonando siempre con roce armonioso en los remansos, con crepitaciones de hervor en los deltas de las peñas, con choques ruidosos en las curvas, con escándalo de derrumbamiento en las cascadas.
Así la noche de luna desplegaba la veste, dejando revolar por todas partes los geniecillos del sueño, diseminando fantasmagorías de romántico amor. Así la naturaleza daba grandioso marco al cuadro de la batalla humana, así ofrecía soberbia escena a la inquietud del hombre que rastreaba debajo...
 (Zeno Gandía:  pp.87-88)
En estos enlaces  encontrarás la novela completa  de Manuel Zeno Gandía.


Zeno. Gandía.Manuel (1982)


Referencias:

Obras más representativas

Ensayo.
 Publica  Influencias del clima en las enfermedades del hombre (1872)
dramaturgia:
Comedia Eran las diez y las doce(1875)
escribe el drama en tres actos Federico Trenk. (1876)
Poesía.
 tras de la tumba (1875)
La última mentira (1878)
Se publica Desde el fondo del alma, recopilación de poemas dedicados a la madre(1879)
La palmada(1885)
La señora Duquesa (1887)
Una noche de libertad (1893)
Al regresar(1919)
A Fabio Fiallo (1929)

Narrativa
Redentores (1925)
El negocio (1922)
El cuento El sofisma (1918)
Garduña (1895)
 La charca (1894)
Rosa de mármol  novela corta (1889)
Otras obras:
Lingüística (confusión de la lengua después de la conquista (1907)
El derretoro del segundo viaje de Colón (análisis de cronista) (1907)
Comentario  indo-antillanos (1920)
Sí no tenemos historia… colección de biografías de hombres ilustres (1888)
 Memorias profesionales (1880)
entre otros poemas:
Narrativa
Redentores (1925)
El negocio (1922)
El cuento El sofisma (1918)
Garduña (1895)
 La charca (1894)
Rosa de mármol  novela corta (1889)
Otras obras:
Lingüística (confusión de la lengua después de la conquista (1907)
El derretoro del segundo viaje de Colón (análisis de cronista) (1907)
Comentario  indo-antillanos (1920)
Sí no tenemos historia… colección de biografías de hombres ilustres (1888)
 Memorias profesionales (1880)
La palmada (1885)

lunes, 4 de abril de 2011

sobre algunos hechos de la novela la Charca

http://manuelzeno.blogspot.com/

LA CHARCA
 La charca forma parte de una serie de colección titulado Crónicas de un pueblo enfermo, escrita a la manera naturalista. La intención de Zeno Gandía era seguir los lineamientos  trazados por la poética, y por otra, la posibilidad de cumplir plenamente tal propósito por la obra de un contexto cultural.  La charca  tiene como fundamento naturista, narrativa en donde muestra los casos individuales y El autor pretende a través de  ésta otorgarle a la sociedad en su conjunto. Zeno Gandía pone ese espíritu romántico y que a la vez es naturalista, toma situaciones conflictivas que se van encadenando a lo largo de la narración, los personajes  de alguna manera están directa o indirectamente relacionados con los que forman el triangulo inicial, además  nos muestra los problemas que surgen en toda una población.
Las anécdotas  que se entretejen a lo largo de la narración recogen y sintetizan la miseria de la condición humana: estupros, violaciones, vicios, robos, homicidios; todos estos forman parte de la fatalidad.
Zeno Gandía, a pesar de su deliberado esfuerzo por apegarse a los modelos naturalismo europeos, sigue poseído por el espíritu romántico.
El naturalismo no elimina la relación del hombre con su paisaje sino que le imprime la  naturaleza idealizada por donde el alma  romántica, siempre fugitiva, se escapa de la realidad.
La Charca se ubica a la  mitad del camino entre el pueblo y el monte; en la hacienda y en el caserío.






obra de Manuel Zeno Gandia: Garduña
http://margaritamaldonado.tripod.com/visiondemundoengarduna.htm